Foto cedida por Torredonjimeno Cofrade.No nos cansaremos de repetir que los protocolos notariales entre otros fondos, son fuente inagotable de nuestro pasado histórico local que repercute decisivamente en la recuperación del ayer de cada pueblo en todos sus apartados: familiar, social, costumbrista y en la historia de él y de sus cofradías. Todos estos forman parte de nuestro patrimonio cultural que con paciencia es fácil de recuperar, y para los que dispongan de tiempo, nada mejor que emplearlo en extraer de estos fondos semi-ignorados nuestro pasado. Es al mismo tiempo una relajación saludable para todos aquellos que puedan tener problemas de cualquier tipo. Recomendable cien por cien.
Hoy transcribiremos un documento extraído de los protocolos del escribano Don Bartolomé Palomino. Los antiguos escribanos son los notarios de hoy día, y antiguamente esta profesión la ejercían varones que muchas veces eran caballeros hijosdalgos que no poseían grandes fortunas, o hijos de familias que más tarde e denominarían burguesas que se había enriquecido con el producto de sus trabajos en la agricultura, comercio (mercaderes), etc.
Este documento dice así:
"En la Iglesia del Señor San Pedro de esta villa de Torredonjimeno, a ocho días del mes de Abril del año 1597 don Fernando de Carvajal, Juan de Carvajal, Consiliarios de la Cofradía de la Santa Vera-Cruz que está constituida en la dicha iglesia, Sebastian Martínez, Prioste de ella, don Diego de Alarcón (y Qintana), don Juan de Valenzuela y el Bachiller Diego Arias Vizcaíno, Simon de Padilla Francisco Serrano, Juan de Alcázar, Miguel Rojo, Sebastian Castellano, Juan Castellano, Simón de Ortega Manzanares, Pedro López Calahorro, hermanos de la dicha cofradía, habiéndose juntado en la dicha Iglesia a son de campana tañida como lo han de costumbre, por ellos y en nombre de los demás hermanos de la dicha cofradía por quienes prestan voz y caución de rato, otorgaron: que dan su poder cumplido cuan bastante de Derecho se requiere y de más valer, a Juan de Orozco y Julian García, Procuradores de la Real Cancillería de Granada y a cada uno de ellos de por sí insulidum, especial para que por esta cofradía y en su nombre y de los dichos hermanos de ella, puedan ante el Rey nuestro señor y señores sus Presidentes u Oidores de la dicha Real Audiencia, en grado de apelación, nulidad y agravio, de una Auto proveído por el Vicario General de esta Orden contra los hermanos de dicha Cofradía en que les manda salgan en procesión y con las insignias, el Viernes Santo de día, teniendo de costumbre salir el Jueves Santo por la Noche. Y que sobre ello hagan cualesquier autos, peticiones, requerimientos, recusaciones, citaciones, presentación de testigos, escrituras, probanzas...etc... y demás autos y diligencias necesarias, con facultad de enjuiciar, jurar y sustituir, y para todo ello obligamos los bienes propios, y de la dicha cofradía, y así lo otorgamos y firmamos los que supimos hacerlo, y por lo que no, un testigo... de todo lo cual yo el escribano doy fe.
DEDUCCIONES.
Opino que los Consiliarios, los señores Carvajal, no debían ser presbíteros, sino Consiliarios-Diputados de la Cofradía, posiblemente anteriores Priostes (Gobernadores).Si fueran sacerdotes así lo indicarían. Constarían en primer lugar por esa condición de Diputados de su Cofradía, que desempeñarían los asuntos judiciales.
Debía ser propio de las cofradías de esta población de Torredonjimeno, convocar a sus cofrades a juntas por medio de toques especiales de campanas en cuanto al son empleado y número de toques. Hecho curioso, ya que en Jaén por ejemplo las convocaciones se hacían por muñidor-empleado o remunerado.
La discrepancia entre las Cofradías y las autoridades eclesiásticas (en este caso la Orden de Calatrava) no eran extrañas, tampoco entre cofradías entre sí que disputaban por los horarios, itinerarios, etc, y también el pretender la Diócesis controlar todas las cofradías, incluso las laicas de Gloria, a lo que éstas se opusieron y pleitearon judicialmente en la primera mitad del siglo XVIII.
Sobre los miembros citados, Don Diego de Alarcón usaba su apellido segundo de Quintana, según consta por otra escritura inmediata del día 7 del mismo, comprobada por ser iguales las firmas. Este señor era Regidor de Torredonjimeno, y estaba casado con Doña ______ y comerciaba de forma indirecta a través de un socio, en objetos de oro, plata, sedas y paños, como consta en el folio 230 del citado día 7.
La personalidad y familia de Don Simón de Padilla también se constata por escrituras del 15 de Abril de dicho mes y año, en que de mancomún con su esposa María de Raya, y con doña Petrolina de Padilla, que debía ser su hermana y estaba desposada con Juan Fernández Villalta, otorgan escritura de adquisición e un censo Hipotecario (400 y 200 ducados) para lo que gravaban unas tierras y casas principales en la Calle del Monasterio y otras en la Plaza que lleva a la Fuente (folios 240 vuelto y 247 vuelto).
Teniendo en cuenta la personalidad de varios de estos señores cofrades, es muy posible que la cofradía fuera de Caballeros Hijosdalgos. Al menos y sin duda era para cristianos viejos (cristianos desde siempre). A pesar de ello, era normal que no supieran escribir. El testigo que interviene y firma es Gonzalo de Figueroa, escribiente de la notaría-escribanía. El mencionado Bachiller Agustín Costilla es el que firma "de Calatayud Costilla", sus dos apellidos por dicho orden, que con seguridad eran de linaje de Calatayud, de Jaén de hoy dia.
Texto escrito por
Rafel Cañada Quesada (Jaén).
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